Acerca de Kalundborg, paradigma mundial de simbiosis industrial

El cálculo es simple. Los precios de las materias primas han aumentado más en los últimos diez años que en los últimos cien. Esta sola razón es suficiente para tratar de utilizar los recursos de manera más eficiente mediante iniciativas tales como el fomento de las simbiosis industriales y la economía circular. Pero existen además otras razones que hacen que estos innovadores modelos económicos e industriales comiencen a cobrar cada vez más relevancia en el mundo actual. Nos referimos, por ejemplo, a la reducción del impacto ambiental o a la creación de nuevos puestos de trabajo que se generan como resultado de la implementación de dichos modelos.

En las simbiosis industriales, el residuo de una empresa se convierte en recurso de otra empresa. Esta práctica innovadora no sólo reduce la producción de residuos, el consumo de recursos y los costos de producción, sino que también refuerza la competitividad contribuyendo asimismo al mantenimiento y creación de nuevas posibilidades de trabajo. Y eso no es todo; hay más beneficios. A menudo, las simbiosis hacen que las empresas sean más resistentes ante las fluctuaciones de los mercados mundiales y a los vaivenes de la economía.

La simbiosis industrial forma parte de la economía circular que, según la Fundación Ellen MacArthur, puede crear 10.000 nuevos puestos de trabajo y un aumento del PIB de hasta el 1,4% sólo en Dinamarca.  Pero tal vez el aspecto más destacable de las simbiosis industriales sea que su funcionamiento pone en práctica el concepto mismo de desarrollo sustentable; es decir hacen posible el crecimiento económico sin aumentar correlativamente el uso de los recursos o el impacto ambiental/ climático.

Es interesante observar que en la naturaleza los procesos de simbiosis ocurren constantemente entre diferentes especies y a distintas escalas. Analicemos el ejemplo típico de las abejas y las flores. Las abejas polinizan las flores para beneficio mutuo; obtienen el néctar para elaborar la miel, mientras que las flores pueden reproducirse gracias al proceso de polinización.  Asimismo, algunos tipos de aves encuentran comida al limpiar los dientes de los cocodrilos o dentro del mundo marino, la pequeña rémora se adhiere al cuerpo del temible tiburón limpiando restos de comida, parásitos y bacterias a cambio de protección. El tiburón, agradecido; la rémora, también. Como podemos inferir de estos ejemplos, simbiosis es ante todo un sistema colaborativo que necesita de la confianza mutua de sus integrantes para poder funcionar correctamente.

Kalundborg, un paradigma mundial de simbiosis industrial

En el idílico pueblo de Kalundborg, situado a unos 100 km al oeste de Copenhague con una población de aproximadamente 18.000 habitantes, se encuentra el Symbiosis Centre Denmark (http://www.symbiosecenter.dk/), un polo industrial cuyo propósito es crear crecimiento de valor sostenible en las empresas y en la sociedad a través de la trasformación verde, según nos explican durante nuestra visita al centro.

Desde 1960, la ciudad se convirtió en un centro industrial de gran importancia para el país gracias a la configuración de un parque eco- industrial a gran escala en su región; este hecho le ha merecido el reconocimiento como paradigma urbano de productividad e innovación.  El principio de la innovación ecológica en Kalundborg es sencillo: consiste en controlar la complejidad de las actividades industriales de la región ordenando las empresas en una estructura similar a la de una cadena alimenticia y similar también al principio de simbiosis en los ecosistemas naturales.  De este modo, la ciudad se concibe como una unidad compuesta por relaciones orgánicas donde las ‘especies’ interactúan entre sí con los recursos materiales disponibles.

Un aspecto a destacar es que el municipio de Kalundborg es la mayor zona industrial de la región de Zealand, la isla más grande de Dinamarca. El municipio incuba y desarrolla una serie de ambiciosas iniciativas de tecnologías limpias, incluyendo la construcción del centro de demostración más grande de Europa para el refinamiento de la biomasa, una iniciativa de red inteligente y el proyecto de bio-etanol de segunda generación ‘Inbicon, Cluster Biofuels Denmark,’ entre otros.


Los orígenes de Kalundborg

Es importante tener en cuenta que el sistema de simbiosis industrial de Kalundborg se ha desarrollado orgánica y gradualmente en el transcurso de casi seis décadas. La idea de sistematizar los procesos industriales en forma de simbiosis surgió como resultado de las conversaciones privadas entre algunos gerentes de empresas de la región de Kalundborg en los años 60 y 70. Desde entonces, la simbiosis industrial fue evolucionando sobre la base de una adecuada colaboración y grandes dosis de confianza entre los empleados de las empresas involucradas. El desarrollo continuo de la simbiosis de Kalundborg ha sido posible porque sus beneficios han crecido anualmente, tanto desde el punto de vista económico como cultural y medioambiental.

El primer paso se dio en 1961, cuando Statoil (entonces Esso) necesitaba agua para su refinería cerca de Kalundborg. Las primeras tuberías de conductos en Kalundborg Symbiosis fueron colocadas entre Statoil y el lago cercano, Tissø. En 1972, Statoil firmó un acuerdo con Gyproc, una empresa local de producción de yeso, para el suministro de exceso de gas de la producción de Statoil a Gyproc. Gyproc utilizó el gas (hoy, gas natural) para el secado de la placa de yeso producida en sus hornos. Al año siguiente, 1973, Dong Energy (en ese entonces, la planta de Asnæs) fue conectada con la tubería de agua de Statoil.  Así gracias a la interacción industrial de estos tres socios, nacía lo que más adelante se conocería como la simbiosis de Kalundborg.

A lo largo de los años, más y más empresas se han ido vinculando al ecosistema industrial, y en 1989 por primera vez se utilizó el término “simbiosis industrial” para describir esta modalidad colaborativa.


Una alianza estratégica entre el sector privado y público

Kalundborg es además de un caso exitoso de innovación industrial, un ejemplo destacado de alianza multisectorial estratégica, ya que empresas públicas y privadas compran y venden productos residuales, resultando en mutuos beneficios económicos y ambientales. El resultado es un círculo virtuoso de operaciones industriales interdependientes donde también se valoran los recursos humanos. Los participantes, los trabajadores y la comunidad local participan en la planificación de las decisiones.

El modelo de simbiosis industrial comienza poco a poco a extenderse a diversas regiones del mundo. China ha comenzado a implementar prácticas de simbiosis industrial y también países de la región del Báltico están desarrollando en alianza con el Kalundborg Symbiosis Centre, diversos proyectos industriales.


Un paisaje de contrastes y armonía

El paisaje de Kalundborg es llamativo: las distintas tonalidades de verde de árboles, arbustos y parques se mezclan con total naturalidad con el gris cemento de las instalaciones industriales funcionando a pleno. La bellísima arquitectura medieval que exhibe la Iglesia de Nuestra Señora del siglo XIII ubicada en el corazón del pueblo, monopoliza la atención del visitante y contrasta con las características de un pueblo eminentemente orientado al desarrollo tecnológico e industrial. Uno podría decir que en este lugar los contrastes se fusionan. O se complementan. El verde vital de la naturaleza no rivaliza con el gris monótono de las construcciones fabriles. El desarrollo industrial y económico no excluye protección y desarrollo medioambiental.  El presente no olvida la historia ni excluye indolentemente el futuro. Por el contrario, en Kalundborg todo se armoniza en un conjunto integral, delineando en la ecléctica geografía del lugar, el paradigma perfecto de la sociedad verdaderamente sustentable.

  

 

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